Hola tributos!
Hoy
os traigo el capitulo
29! Si que hemos escrito ya… en fin, espero que os guste mucho y que
os entren más ganas de seguir leyendo. Al final no tarde tanto, ya os avisé
hace un rato de que hoy publicaría. Ya sabéis que no puedo publicar todos los
días y que publicaré dos capítulos por semana, o si puedo tres. Pero ahora la
cosa empieza a ponerse interesante asique no me entretengo más, seguro que
queréis saber que le pasará a Amy.
Espero
que os guste, que la intriga no os mate y que la suerte este siempre de vuestra
parte J
_____________________________________________________________________________________
Avanzo rápidamente, intento ir por la
sombra porque el calor es insoportable, se pega al cuerpo e impide respirar
cuando llevas un rato bajo el sol. En unos quince minutos habré atravesado la
zona de niebla. Un escalofrío recorre mi cuerpo y revivo aquel día sumergida en
unos recuerdos e imágenes que ojalá algún día sea capaz de borrar. Me subo a un
árbol para ver mejor la zona. Mis manos ahora son más duras y subo con más
facilidad. De vez en cuando un dolor donde tengo la herida de la pierna hace
que tenga que parar pero tras esperar un poco sigo trepando. Cuando estoy
arriba me siento en la rama más gorda para mayor seguridad, compruebo que no
hay nadie alrededor y bajo de nuevo. Bajar es más complicado que subir, para mí
siempre lo ha sido. Tienes que ir probando donde poner el pie y tienes que
ponerlo en el sitio correcto si no quieres caer. A la altura que estoy y
calculando la caída no creo que saliese muy bien parada si eso ocurre. Recibo
algún que otro pinchazo en la pierna pero no puedo parar en la bajada, es muy
complicado. Cuando bajo un suspiro sale de mí, miro a lo lejos y solo veo
bosque, parce que la Arena no acabe nunca. Sigo caminando porque por mucho que camine
sé que no llegare al final hoy y si quiero descubrir algo he de ponerme en
marcha. Voy observando el bosque y pienso que en otras condiciones seria un
bonito lugar donde pasar el día. Los arboles son tan altos que proporcionan
unas sombras increíbles, hace calor pero el aire es húmedo y se pega a tu
cuerpo, las plantas que encuentras cuando caminas son diferentes incluso
añadiría que cada vez son más bonitas. Me agacho a oler una inconscientemente y
recuerdo los ramos que le hacía a mamá cuando era más pequeña. Solo había una
flor que nunca cogía, la rosa. Mama las odiaba aunque nunca entendí muy bien el
por qué. Camino tranquilamente porque tampoco tengo prisa aunque me obligo a
acelerar el paso porque tengo que estar de vuelta lo antes posible, no quiero
que Finnick se preocupe y acabe saliendo a buscarme. Mientras camino me doy
cuenta de que voy a pasar la zona de la niebla y no puedo evitar preguntarme
qué clase de peligros habrá en esta otra zona. Niebla venenosa, lluvia, bestia,
pájaros, me quedan muchas horas por descubrir en el reloj aunque la verdad es
que no tengo prisa por hacerlo. Veo una sombra un poco más adelante. Avanzo más
despacio por si acaso. Voy tan atenta a mis pensamientos que no me doy cuenta
de que mi pie ha golpeado algo hasta que oigo el ruido. Rápidamente miro
alrededor a ver si alguien más lo ha escuchado. Observo detenidamente y cuando
creo que estoy fuera de peligro miro al suelo para averiguar que ha producido
el ruido metálico. No descubro que ha sido porque oído algo moverse entre los
arbustos, miro a la derecha hacia dónde viene el ruido y me doy cuenta
que es de donde vi anteriormente la sombra. Salgo corriendo sin dudarlo un
segundo, cada vez estoy más lejos de la cueva pero ahora eso no me importa.
Tendría que haberme quedado allí y no haber salido a buscar problemas, tendría
que haber hecho caso a las palabras que le dije a Finnick. Con el cuchillo
avanzo sin mirar atrás por temor a lo que pueda perseguirme. Podría ser un
animal, un muto o incluso un tributo. Y la verdad, no se cual de los tres sería
peor. Corro cada vez más deprisa, tengo energías suficientes para hacerlo.
Intento girar el mayor número de veces para despistar a lo que me persigue, veo
un árbol grande y pienso que es mi oportunidad. No sé cuantas veces me habrá
salvado el saber trepar a lo largo de estos Juegos. Cinco días han pasado ya
desde que entre en la Arena, parecen menos, aquí el tiempo vuela, vas siempre
con prisas intentando sobrevivir y corremos tanto que ni siquiera disfrutamos
de los pocos días de vida que nos quedan. Podría decirse que un tributo ya
muere cuando entra en la Arena, los días que pasas aquí dentro luchando para
salir no cuentan cómo vida, esos días te vas matando poco a poco. Miro atrás
antes de trepar el árbol y no veo nada a mi espalda. Subo con cuidado, primero
una mano, luego otra, un pequeño impulso y ya tengo la pierna subida. Ahora es
lo mismo de siempre, solo que más rápido por miedo a que me encuentren. Mi mano
esta sudorosa y resbalo cuando voy ya por la mitad. No tardo en incorporarme y
sigo subiendo. Me doy más prisa que antes y cuando llego a una de las ramas
altas me pongo de pie sobre esta y me agarro al árbol para que se me vea lo
menos posible. Decido rodearlo y ponerme en el lado contrario para no ser un
blanco fácil, me cuesta un poco porque cuando miro al suelo me mareo un poco
pero cuando ya estoy me siento más aliviada. Asomo la cabeza para ver lo que
pasa y me encuentro un tributo que viene corriendo hasta aquí.