Seguidores

viernes, 29 de junio de 2012

Relato 5

Bueno como dije ayer me voy unos días, me voy una semana solo pero eso significa que los 7 relatos próximos que tenía preparados se publicarán mas adelante, al principio no tenia pensado publicar nada hoy, pero después de leer los comentarios he decidido publicar uno más. Es bastante largo, he cogido parte del 6 para que os dure algo mas, espero que os guste. ¿Que es lo que pensáis hasta ahora? De los personajes, de las situación, de qué ocurrirá... ¿De momento os esta gustando?  Bueno no me entretengo más, aquí tenéis el relato 5.

Si quieres leer el primer relato,  haz click aqui
Si quieres leer el  el segundo relato, haz click aqui
Si quieres leer el tercer relato, haz click aqui
Si quieres leer el cuart relato, haz click aqui
_______________________________________________________________________________

Me despierto en una sala cerrada, tumbada en el suelo. Reconozco esa sensación, me habían vuelto a dormir. Intento ponerme de pie pero me encuentro muy mareada, incluso parezco más débil, no sé cuanto llevo encerrada pero tampoco tengo fuerzas para intentar averiguarlo. La cabeza me da vueltas, me pongo la mano en el estomago porque tampoco me encuentro bien. Agotada, me tumbo de nuevo, esperando que sea una pesadilla y que al abrir los ojos este de nuevo en la sala de entrenamiento, no tardo en dormirme por el cansancio, pero la segunda vez que me despierto, estoy empapada en sudor y no veo unos ojos azules, sino que veo unos grises que me recuerdan a la Veta. La Veta, la echo tanto de menos, yo vivía en la Aldea de los Vencedores pero me encantaba ir allí, a jugar con otros niños, con mis amigos. Mis amigos… lo pienso de nuevo, en todo el tiempo que he estado aquí no he pensado en ellos, sus recuerdos me reconfortan, me tranquilizan, quiero quedarme recordando hasta que vengan mis padres a rescatarnos. El hombre me ayuda a ponerme en pie y me sienta en una especie de banco que hay pegado a una pared. La primera vez que me desperté ni siquiera lo vi, estaba tan mareada que solo levantando la vista sentía que me caia. Se agacha y me mira a los ojos, todavía estoy algo mareada pero ya soy capaz de ver mejor. Tal vez ese señor me saqué de allí, a lo mejor ha venido a ayudarme. Pero no es así, su risa me estremece el cuerpo, empieza a reír una y otra vez, yo no consigo entender nada, pero entonces aparece Clover por la puerta para explicármelo. Me lleva hasta una especie de ducha y me coloca debajo, veo que aprieta un botón y acto seguido las gotas empiezan a car sobre mí, veo como mi ropa está empapada y como las gotas de agua caen por mis brazos. La verdad es que me reconforta, hace demasiado calor y el agua esta fría. No logró comprender que pretenden, así que Clover al ver mi expresión decide explicármelo.
-Hace tres días de la entrevista, al principio pensamos en matarte –mis ojos se abren, ¿de verdad quieren matarme? – te preguntarás para qué es el agua, bueno ayer diste un buen espectáculo con tu compañero Colin en la sala de entrenamientos. Fue entonces cuando vimos que eras nuestra joya, contigo la arena será mucho más interesante. Todos querrán ver como la hermana mayor intenta salvarle la vida a su hermano y además verán como cambias como te conviertes en una máquina de matar.
-Yo no voy a cambiar, en la Arena os demostraré que no sois lo suficiente fuertes para…
-Tranquila pequeña, ahora estoy hablando yo. Siento tener que interrumpir lo que estoy seguro habría sido un bonito discurso pero antes quiero contarte lo que vamos a hacer contigo. Te necesitamos viva, por varias cosas, la primera por el espectáculo, la segunda, para enseñarle a tu madre que todo esto es culpa suya y la tercera, si te matamos, estoy segura de que ese chico... ¿Cómo se llama?- se gira hacia una pantalla y la enciende, reconozco lo que aparece, es la sala de entrenar, enfoca a las mesas donde comemos. Todos los tributos están sentados, pero cuando enfoca, reconozco a dos. Finnick está con mi hermano, todavía cuida de él. Quiero tirarme encima de Clover, quiero matarlo pero los agentes me tienen sujeta – bien, gracias por aclararlo, sabemos que ese tal Finnick haría cualquier cosa por ti, estará bien verlo en la Arena. Lo dejó muy claro en la entrevista, aunque por tu mirada creo que eso tú no lo sabías. El caso es que tengo una buena noticia para ti, no vamos a matarte, pero tampoco podemos dejar escapar tu mal comportamiento. ¿Alguna vez has oído como el Capitolio torturó a Johanna Mason? Pues hoy comprobarás lo que la chica sintió, pero tranquila, solo lo haremos un par de veces, tienes que estar fuerte para los Juegos, no podemos permitirnos ninguna baja ahora.
Mi cuerpo no responde, mis ojos no se abren. El único cambio que noto es que mi expresión se ha endurecido, yo no respondo pero mi cuerpo está intentando recordarme que debo ser fuerte, yo misma lo dije. Rezo para que todo pase rápido, para no notarlo. Solo sé que no me resistí, y que no quise darles el gusto de gritar, aunque no pude evitarlo después de horas en ese sitio.
Noto que estoy tumbada pero no sé nada más, me limito a tener los ojos cerrados y a rezar para que los malos recuerdos se vayan. Sé que pasa el tiempo y que yo sigo ahí, pero es lo único que puedo hacer. Tengo ganas de llorar. Quiero despertarme pero me da miedo abrir los ojos. No sé dónde estoy, cuántos días han pasado. No sé dónde está mi hermano, y tampoco sé si los Juegos han empezado. Tal vez me hayan rescatado y este descansando en casa. La cabeza me da vueltas, mis recuerdos se mezclan y no consigo olvidar lo ocurrido con Clover. Lo único que me devuelve a la realidad es el sonido de una puerta abriéndose y a un agente gritando “solo tienes media hora muchacho” Oigo unos pasos y alguien se sienta a mi lado, noto como me quitan un mechón de pelo que tengo en la cara, cuando esa mano roza mi piel. Empiezo a temblar, unas lágrimas caen por mis mejillas, esa sensación, es como cuando las gotas caían sobre mí y después venía lo peor. Pero en vez de eso noto como alguien me abraza. La persona que está conmigo ya no está sentada, ahora se ha tumbado y siento como su brazo pasa por mi cintura, agarrándome con fuerza. Es entonces cuando me siento protegida y no me hace falta abrir los ojos para saber quién es, porque solo hay una persona en el mundo que me hace sentir así. Y me quedo cayada, apretando su mano con fuera, hasta que consigo dormirme, y no sé cuánto tiempo se queda allí, pero esa noche no tuve pesadillas.
La siguiente vez que me despierto me atrevo a abrir los ojos, estoy en mi habitación. No en la de mi casa sino la que me asignaron para los Juegos. Me siento poco a poco para que la cabeza no me dé vueltas y me apoyo en la pared, esperando a que alguien venga a decirme que día es, y que ha pasado con los Juegos. Empiezo a contar en voz baja para no volverme loca y entonces recuerdo lo que le obligaban a hacer a mi madre. Un día me lo contó en el bosque, decía que hablar conmigo le ayudaba a olvidar los malos tiempos, así que empiezo, despacio, tal y como hacia mi madre hace treinta años.
Me llamo Amy Mellark Everdeen. Tengo 15 años. Mi casa está en el distrito 12. Mis padres son Katniss Everdeen y Peeta Mellark. Los dos estuvieron en los Juegos del Hambre. Escaparon. Hace treinta años el Capitolio se derrumbo. Todos estos años han sido tranquilos, hasta hace unas semanas. Estoy en los  Juegos del Hambre. El capitolio al que dimos por acabado me odia, al igual que a mis padres. Me han torturado. Mi hermano está aquí.
Mi hermano esta aquí. Me levanto y voy a poner la mano en la puerta cuando alguien la abre. Veo a Clover. Tengo ganas de temblar pero debo olvidarme de eso, porque mi hermano esta aquí. Me mira despacio y al final suelta una de sus gracias. “Estas mejor preciosa, pensábamos que tendríamos que coger un sustituto.” Me llevan hasta la sala de entrenamientos, no han debido pasar muchos días si los Juegos no han empezado todavía. Cuando entro todos los tributos fijan la mirada en mí, algunos murmuran cosas, otros con cara de asombro dejan las armas y se quedan mirando. Tal vez si que hayan pasado bastante tiempo o tal vez muchos me diesen ya por muerta. Las puertas se cierran a mi espalda, y veo a Finnick, junto a Gale, mirándome desde el otro lado de la sala. No dudo en ir hasta allí, quiero correr pero no me lo permito, prefiero que me vean andar tranquilamente, que crean que no ha pasado nada. Pero si que ha pasado, y tal vez no pueda olvidarlo. ¿Qué voy a decirle a Finnick? No tengo que preocuparme de eso porque nada más llegar allí me da un abrazo, y me susurra al oído “pensé que no volvería a verte”. No sé cuánto tiempo estamos así pero una voz nos despierta a ambos.
-Amy ¿Dónde has estado?
-Hola mi rey, pues mira, he ido a ver el premio, me han estado enseñando las reglas para ganar, ¿sabes qué? Estoy segura de que el premio te va a encantar, es muy grande.
-¿De verdad? Y a mamá le va a gustar también ¿a que si?
- Claro que si cariño, mamá también sabe cuál es el premio, pero no podemos decírtelo porque es una sorpresa.
-Ey Gale, ¿por qué no vas donde las pinturas y le enseñamos a tu hermana como has aprendido a camuflarte? –mi hermano sonríe y sale corriendo, Finnick me agarra el brazo para que vaya más despacio- aquí todos pensábamos lo mismo Amy, creíamos que no ibas a volver, por eso todos te miraban. Amy, por favor dime qué te han hecho.
-Nada Finnick, hice unas entrevistas, quieren utilizarme para que el Sinsajo se hunda.
-Amy a mi no me mientas, todos lo oímos. Tus gritos se oían por todo Panmen- no doy crédito a lo que oigo, no solo era un castigo, era una muestra para enseñar a los tributos qué pasaba si no seguías las reglas del Juego- Amy, los Juegos se han atrasado una semana, llevamos entrenando cinco días, este va a ser el sexto desde que desapareciste, cuando esta mañana nos dijeron que iba a ser el último, que mañana eran los Juegos, pensamos que ya no vendrías, que estabas muerta.
-Pero, tú viniste a verme. –Su expresión muestra tristeza, sus ojos ya no brillan- Finnick, ¿viniste a verme o no?
-Sí, fui el segundo día. Después no me dejaron entrar más. Amy estabas temblando, en el suelo, como si te hubiesen hecho algo horrible, y llorabas, ¿qué pasó Amy?
-Nada, no paso nada.

Sabe que no puede hacer nada, sabe que no se lo contaré. No quiero que lo sepa, es mejor así. A parto la mirada y el me acaricia la mejilla, cuando ve que no puede hacer nada para que se lo cuente se limita a abrazarme y es lo mejor que puede hacer, igual que lo hizo aquel día, cuando estaba temblando. Mi hermano aparece con el brazo pintado, cuando me lo enseña sobre en el árbol es como si desapareciese. Mi padre y él se parecen mucho, seguro que no le costó mucho aprender a hacerlo, me encantaría que mis padres lo viesen ahora, tiene oportunidades de ganar, si yo sigo a su lado en la Arena tal vez vuelva a casa. Pero no es lo único que sabe hacer. Su velocidad a mejorado muchísimo, Finnick le ha estado entrenando, ahora también trepa con mucha facilidad, eso nos da más oportunidades. Aunque ahora me preocupa más que Finnick no haya entrenado lo suficiente. Hablo con el y como siempre lo niega todo, dice que esta bien y que no me preocupe. Tras discutir un par de veces me quedo con mi hermano para que Finnick practique, William se ofrece para enseñarle a luchar cuerpo a cuerpo, incluso lo hacen con cuchillos. Finnick podrá conseguir aliados para sobrevivir, por nosotros ya ha hecho suficiente. Tiro un par de veces con el arco y lanzo unos cuchillos, mi precisión no ha fallado ni una vez, Joel se ofrece para que luche con el cuerpo a cuerpo y mientras mi hermano se entretiene con la hija de la presidenta, que al parecer, está de nuestro lado. Le está enseñando hacer una trampa con una cuerda, lo que está bien teniendo en cuenta la cantidad de nudos que sabe hacer. Al final del día compruebo que he ganado unas cuantas amistades, Joel también se ha ofrecido para ayudar a Finnick con los cuchillos, ya que se le da mejor que a William, y yo le ayudé también con el arco, al principio Finnick era negado a usarlo pero ya lo consigue más o menos, no es malo, pero tampoco es su punto fuerte. William me da algunos consejos de donde conseguir los materiales para mis trampas, y como conseguir madera por si me quitan el arco. Me enseña cómo fabricar flechas, lo que me viene realmente bien. Me dan ganas de preguntarle por qué me está ayudando, pero cuando miro sus ojos verdes no puedo decir nada, así que imagino las razones y entre ellas escojo una, seguramente le de lástima. Cuando los entrenamientos acaban nos invitan a todos a un gran banquete. Antes de este, te visten y arreglan como si fueses a una gala.